Prof. Dr. Dirk A. Loose
Médico cirujano
Especialidad en medicina vascular

Biografía

De una profesión a una vocación

Como joven cirujano vascular en el Hospital Universitario de Düsseldorf hube de confrontar los resultados vasculares de una niña de 7 años. Se dijo entonces que esa pierna que tenía unos cambios vasculares congénitos terribles debía ser amputada. Mi amigo, el Dr. Karl Kremer, me encargó que me ocupara de manera especial del tratamiento de la joven paciente.

Durante mis investigaciones sobre esta enfermedad conocí en el año 1973 al Dr. Stefan Belov de Sofía (Bulgaria), que en aquel entonces ya se contaba entre los pioneros en el tratamiento de las malformaciones vasculares congénitas. A partir de esta consulta se desarrolló un concepto de tratamiento para la niña, gracias al cual pudimos salvarle la pierna. Este acontecimiento quedó grabado en mi memoria e influenció mi futura vida profesional de manera permanente.

El contacto con el Dr. Belov se ha convertido para mí en una cooperación y amistad intensas y duraderas. Juntos hemos desarrollado y publicado por primera vez los principios universales para la denominación de la enfermedad, el diagnóstico y la terapia de las malformaciones vasculares congénitas. Más tarde, junto con otros especialistas internacionales, pudimos crear en el año 1988, en el marco de una conferencia de consenso, la llamada «clasificación de Hamburgo» (en alemán: Hamburger Klassifikation), que ha alcanzado reconocimiento internacional y ha sido corroborada por la Clasificación de la Sociedad Internacional para el Estudio de las Anomalías Vasculares (ISSVA, por sus siglas en inglés) de 2014 y completada en 2018.

Además hemos conseguido que los principios establecidos para el tratamiento se apliquen de forma consecuente en varios centros europeos de cirugía vascular. Tras períodos de observación de más de 30 años en todos los centros asociados, se han obtenido los mismos resultados excelentes a largo plazo.

A pesar de estos importantes avances, el campo de las malformaciones vasculares congénitas en medicina sigue siendo una disciplina muy poco explorada, a la cual se dedican solamente unos cuantos especialistas a nivel mundial. Por lo tanto, tengo la imperiosa necesidad de seguir profundizando en los conocimientos ya adquiridos y lo que es aún más importante: emplearlos. Porque muchas veces las personas que acuden a mí han pasado por una verdadera odisea, tras ser enviados de un médico a otro sin haber recibido realmente una ayuda.

He tratado ya a más de 3.200 pacientes con malformaciones vasculares congénitas y he realizado con éxito más de 6.000 operaciones. Quiero animar a la gente, especialmente a los padres con hijos afectados por esta enfermedad, ya que precisamente un diagnóstico precoz en la primera infancia permite muy buenas posibilidades en cuanto a su tratamiento con éxito.